Que la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso y de forma exponencial es un hecho contrastado. Aunque ese ritmo puede ser algo más lento en según que sectores, la realidad es que en otros se sigue un trayecto cuesta abajo y sin frenos, a un ritmo imparable.

Uno de los sectores que más está avanzando en este aspecto es el Internet de las Cosas (IoT – Internet of Things), que se basa en conectar a Internet objetos cotidianos (principalmente electrodomésticos, por ejemplo) para una mayor eficiencia y control de su uso, así como de su mantenimiento.

Pero no sólo objetos cotidianos, sino que cualquier objeto hoy en día puede modificarse para ser conectado a la red (como una simple bombilla, por ejemplo). Si esto lo combinamos con temas de biotecnología, nos encontramos ante un escenario que entusiasma y crea muchas expectativas. Estamos hablando de la implantación de microchips en el cuerpo humano.

El mundo del cine ha tratado en numerosas películas la implantación de microchips en los cuerpos de los protagonistas y con diversos objetivos. En el séptimo arte, la ciencia ficción va siempre dos o tres pasos por delante, gracias a la imaginación y creatividad de los guionistas, respaldados por unos efectos especiales cada vez más sofisticados.

Chip "in time"

En la película «In Time» de 2011, los ciudadanos llevan implantado un chip que determina cuánto tiempo les queda de vida. En este thriller futurista, el tiempo es la divisa que mueve la economía de la sociedad.

 

Pero los microchips en el cuerpo humano ya son una realidad hoy en día. Se implantan en la piel, entre el dedo pulgar y el dedo índice, y son similares a los chips de identificación de animales domésticos, para que nos hagamos una idea. Ya hemos visto cómo se empiezan a utilizar por grandes empresas para la identificación de los empleados a la entrada y salida de sus oficinas.

Algunos particulares lo utilizan para pagar (es más cómodo que llevar efectivo o tarjetas de crédito), y otros para almacenar sus datos médicos, acceder a sus casas (no les hacen falta llaves) o arrancar el coche con un simple movimiento de mano.

Su precio oscila entre los 80 y los 300 euros, y España es uno de los países que lo ya lo utilizan, junto a otros países como Gran Bretaña, Suecia, Francia, Alemania, Japón, China, Australia y Nueva Zelanda.

La última propuesta de @MiLegadoDigital es implantar en nuestro cuerpo un michochip que contenga nuestro #testamento y que sólo se active tras la muerte. Clic para tuitear

Pero, ¿qué aplicación puede tener en el ámbito hereditario? El Testamento Inteligente, creado por la empresa española Mi Legado Digital, incorpora las voluntades sobre nuestro patrimonio, nuestros bienes digitales y vitales, y nuestro mapa genético. Todo ello ligado a la tecnología blockchain, asegura la inmutabilidad del testamento.

Pero ahora nos sorprende con su última propuesta referida a implantarnos dicho testamento en nuestro cuerpo, como medida de seguridad adicional, restricción de accesos, confidencialidad y garantía de cumplimiento. La posibilidad que ofrece hoy en día la tecnología permite abordar esta solución con muchas garantías, sobre todo en cuestión de seguridad y privacidad.

Ante la amenaza de poder extraer el chip del cuerpo de la persona sin su autorización cabría la posibilidad de implementar medidas de seguridad, como podrían ser el cifrado del contenido, la posibilidad de realizar una copia de seguridad del testamento, acceder al chip sólo a través de dispositivos que sólo tuvieran organismos autorizados (notarios, médicos, abogados, fuerzas y cuerpos de seguridad, jueces, etc.).

Incluso, yendo un paso más allá, este microchip también podría detectar la muerte de su portador y activar de manera inmediata, a través de tecnología blockchain y el uso de smart contracts, la ejecución del testamento inteligente y todo el trámite sucesorio sólo en cuestión de segundos después de la muerte.

Sin duda, esta es una propuesta que seguro no dejará indiferente a nadie, pero que cada vez nos resultará menos extraño, pues la tecnología futurista y los implantes de chips en humanos han llegado para quedarse. La cuestión será cómo utilizarlos y con qué finalidad.

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