La crisis sanitaria actual que el coronavirus (COVID-19) ha desencadenado por todo el globo terrestre está contribuyendo a que la sociedad que conocemos tal cómo es hoy sufra unos determinados cambios, tanto en la forma de pensar y de comportarse de cada persona en particular como en el modo de relacionarnos con los demás.

Son tiempos difíciles, pero también tiempos para mejorar como personas y como sociedad.

Tiempos de autocontrol

Es posible que algunas personas piensen que la sociedad se tambalea y que estamos más cerca de un escenario apocalíptico que acabe con el fin del mundo y con la aniquilación de la raza humana. Pero nada más lejos de la realidad. Las medidas sanitarias, económicas y sociales tomadas por algunos gobiernos, como en España, son a veces severamente estrictas, pero es la única manera de frenar esta pandemia, salvar vidas y volver a la normalidad. Cada ciudadano puede tener su propia visión de cómo se ha abordado esta situación y que, posiblemente, si se hubiera actuado con antelación y prevención ahora estaríamos hablando de un escenario completamente distinto y que, con mucha probabilidad, el coronavirus hubiera sido una mera anécdota que contar a los futuros estudiantes de medicina. Pero claro, a toro pasado, toda opinión resuena a eficiente solución.

De lo que no hay ninguna duda es de que esta crisis va a traer grandes consecuencias en todos los aspectos: sanitarios, sociales, económicos, laborales, demográficos y políticos. De hecho, esas consecuencias ya llegaron el primer día de crisis, originadas por las restricciones gubernamentales: miles de personas contagiadas, sistema de salud saturado, cientos de fallecimientos, confinamiento de personas, limitación de la libre circulación de los ciudadanos, cierre de fronteras, clausura de comercios, negocios e instituciones, paralización del sistema educativo, freno a los ingresos económicos de empresas y autónomos, empobrecimiento de las familias, y un largo etcétera.

Todo este cúmulo de consecuencias desastrosas para nuestra sociedad, sin duda, influye en la desesperación de las personas que, ante la posible (y en muchos casos ya real) disminución de sus ingresos económicos, al confinamiento en sus casas, a no poder relacionarse con los demás (sobre todo familiares y amigos) y ante la incertidumbre sobre cuándo terminará esta crisis y cuando podrán retomar sus vidas con normalidad, pueden presentar signos de rabia, ira, odio, depresión, desánimo y un sinfín de estados anímicos que de alguna manera deben dejar salir. La crispación ya ha llegado y el siguiente paso puede desembocar en serios problemas.

Así pues, nos toca vivir a todos tiempos de autocontrol para evitar que afloren todos esos pensamientos negativos y poder llevar de la mejor manera posible esta crisis que nos ha tocado vivir.

Tiempos de reflexión

Afortunadamente, el cerebro humano fue diseñado y programado para evitar pensar en la muerte y buscar siempre el modo de sobrevivir para proteger nuestra propia vida, en primer lugar, y la de los demás, en segundo lugar. Una de las cualidades más desarrolladas por los humanos es que podemos adaptarnos con facilidad al cambio: a una nueva ciudad, a un nuevo país, a una nueva pareja, a un nuevo estilo de vida, a nuevos amigos, a nuevos hábitos, a nuevas formas de ocio, a un nuevo trabajo, etc. Y, sin duda, corren tiempos de cambios. Cambios en todos los aspectos.

Por ejemplo, en el aspecto laboral la figura del teletrabajo se ha instaurado por necesidad y obligación debido al cierre físico de muchas empresas y al confinamiento de las personas en sus casas (que, al fin y al cabo, son empleados de muchas empresas que han clausurado sus locales e instalaciones). Hasta ahora, el teletrabajo, que consiste en que el empleado desarrolla las funciones de su puesto de trabajo desde su propio domicilio y a través de la comunicación telemática mediante ordenadores conectados a Internet, no estaba muy extendido en nuestro país, aunque cada vez era más frecuente encontrar personas trabajando bajo esta modalidad. Sin duda, la crisis del coronavirus ha impulsado de forma exponencial el trabajo a distancia.

La forma en la que las personas nos relacionamos con los demás también se ha visto alterada. Ante la prohibición del contacto directo o físico con otras personas, incluso familiares directos o amigos, por la posibilidad real que existe de alto contagio, nos hemos visto en la obligación de utilizar las nuevas tecnologías, como las vídeollamadas, las redes sociales, o los «wasaps» para comunicarnos con nuestros seres queridos, sin olvidarnos del teléfono de toda la vida, ese gran olvidado que sigue funcionando igual de bien a como lo ha hecho siempre. Aunque si algo positivo podemos sacar de todo esto es que disponemos de más tiempo para pasar con nuestra familia más directa, con nuestra pareja, nuestros hijos e hijas, nuestros padres y madres, nuestros hermanos y hermanas, y fortalecer esa relación familiar con amor y ternura.

También ha cambiado la forma en la que pasamos nuestro tiempo libre. El ocio se ha limitado a pocas opciones: la lectura, manualidades caseras, videojuegos, navegar por Internet, realizar cursos de formación on-line, ver la televisión, visualizar películas de cine y series y poco más. Con la obligación a permanecer en sus casas para evitar nuevos contagios, los ciudadanos españoles han tirado de servicios de Internet para el ocio y, por supuesto, para tareas relacionadas con el teletrabajo. El uso de aplicaciones de teletrabajo, realización de videoconferencias, formación on-line, utilización de herramientas y plataformas en la nube o consumo de contenidos en vídeo (como Netflix), ha disparado el consumo de Internet un 40% en redes IP, mientras que el uso del móvil ha aumentado alrededor de un 50% en la voz, y un 25% en los datos.

Todos estos cambios deben servirnos para conocernos mejor, en primer lugar, a nosotros mismos y conocer, entender y comprender mejor a nuestros familiares más directos, descubriendo entre todos de qué somos capaces como familia y como sociedad. Sin duda, son tiempos de reflexión.

Pero el autocontrol y la reflexión también ofrecen nuevas oportunidades.

Tiempos de oportunidades

Si existe algún modo de sobrellevar toda esta situación, además de los ya mencionados tipos de entretenimiento disponibles para ocupar el tiempo de ocio, es buscar los aspectos positivos de los tiempos que nos toca vivir estas semanas. Muchas personas se preguntarán si realmente podemos sacar algo positivo de esta crisis. Eso va dentro de la personalidad de cada persona. La gente más propensa a la negatividad y a la depresión difícilmente encontrarán signos positivos. Por el contrario, la gente de gran positividad y de espíritu alegre no tendrá problema en encontrar señales provechosas y de gran utilidad. Lo que está claro es que, si se buscan, realmente se pueden llegar a encontrar. Es cuestión de actitud.

Encontrar signos positivos en esta crisis del coronavirus puede hacer descubrir determinadas oportunidades que hasta ahora parecían ocultas, aunque, realmente, siempre han estado ahí, incluso mucho antes de la llegada del coronavirus. Así pues, existen numerosas oportunidades en todos los ámbitos y que puedes aprovechar mientras dure el confinamiento.

Como hemos visto, durante estos días el consumo de Internet ha aumentado considerablemente. También ha aumentado la cantidad de contenido digital que se ha creado, publicado y compartido, tanto en Internet como, sobre todo, en las redes sociales. Y esto, en tiempos de crisis, puede ser un peligro. Así que no está de más que dediques un tiempo a poner en orden tu identidad digital, a revisar y mejorar tu reputación on-line y a cuidar y proteger tu privacidad e intimidad en la red. Dedica tiempo a recopilar y a analizar bien toda la información y todos los datos que hay sobre ti en Internet y en las redes sociales y actúa en consecuencia. Nosotros podemos ayudarte encontrando todo lo que se dice de ti en la red a través de nuestro servicio de Informe de Presencia Online. También podemos ayudarte a eliminar de la red todo aquello que no quieres que esté a través de nuestro completo y personalizado servicio de Borrado Digital y Derecho al Olvido.

Aunque a lo mejor pueda parecer descabellado en estos momentos (o a lo mejor no tanto, piénsalo), organizar y poner en orden todas tus propiedades, tanto físicas como digitales, puede ser otra oportunidad que puedes aprovechar, sobre todo cuando nunca sacamos (o queremos sacar) tiempo para estas gestiones. Estas semanas de reflexión pueden ser idóneas para preparar tu testamento digital y decidir qué quieres que se haga con todos tus activos y bienes digitales, con tus cuentas y suscripciones on-line, con tus criptomonedas y, en definitiva, con toda tu vida digital cuando ya no estés. ¿Quieres que se elimine todo o solo una parte? ¿Quién quieres que sea el heredero de cada cosa? ¿Deseas dejar algún mensaje o regalo para tus seres queridos? ¿Cómo quieres que te recuerden?

Otra oportunidad que tienes al alcance de la mano es la de mejorar tus conocimientos y formación. Existen numerosos cursos on-line gratuitos para que amplíes tus aptitudes y cualidades profesionales y técnicas. Por ejemplo, Google ofrece, desde hace varios años, una serie de cursos a través de su academia de formación «Google Actívate» y en los que en algunos se puede obtener certificación. También la comunidad 3D Buzz, que llegó a ser una web referente en la que encontrar innumerables tutoriales y cursos subidos por auténticos expertos en diferentes materias, cerró definitivamente tras la muerte de su fundador, liberando así para todo el público mundial más de 100 cursos y más de 205 GB de material y recursos sobre animación, diseño, desarrollo de videojuegos y modelado 3D, programación y edición de vídeo. Y todo gratuito. Si buscas en Internet, encontrarás muchos más cursos on-line gratuitos. Sin duda, una estupenda oportunidad para mejorar y formarse.

Si lo que necesitas es ocio para desconectar tu cerebro de la situación crítica que vivimos, una de las mejoras opciones es suscribirte a algún servicio de reproducción de vídeo, como Netflix, HBO o Amazon Prime, que ofrecen infinidad de películas y series para hacer toda una maratón. Tampoco te olvides de YouTube, donde encontrarás vídeos de todo tipo o contenido. Si eres un apasionado de los videojuegos, algunas de las plataformas más populares han liberado algunos juegos y los ofrecen de forma gratuita para hacer más llevaderos estos días. Otra alternativa es acceder a esta web donde puedes descargar más de 38.000 juegos míticos desarrollados en Flash o este otro repositorio de 7.000 juegos clásicos en MS-DOS y que, seguramente, harán la delicia de los jugones (que ahora se hacen llamar «gamers», que es su traducción al inglés) más veteranos.

También puedes dedicar tiempo a la lectura, releyendo esos libros que llevan acumulando polvo en las estanterías de tu casa durante mucho tiempo. Los libros electrónicos también son una opción. La mayoría de las bibliotecas de cada comunidad autónoma ofrecen numerosos títulos de su extenso catálogo en formado digital para que puedas leerlos desde la pantalla de tu ordenador, de tu móvil o tablet. A los que nos gusta el libro tradicional en papel (donde no sólo te sumerges en las letras, si no en el tacto y el olor de las hojas) no nos apasiona mucho esta idea, pero es una buena alternativa para fomentar la lectura. También hay que decir que puedes comprar on-line cualquier título y recibirlo en tu domicilio, pues los servicios de mensajería siguen su actividad, respetando las medidas sanitarias y de seguridad.

Aunque sin duda, la mejor oportunidad es la que nos brinda pasar más tiempo con nuestros seres queridos más directos. Con tu esposo o esposa, tus hijos o hijas, tu padre o tu madre, tu hermano o hermana. Esa oportunidad que el frenético ritmo de tu vida diaria te impide disfrutar. Ahora dispones de más tiempo para compartir momentos, horas, días y semanas con ellos: delante de la pantalla del televisor o del ordenador, haciendo juntos actividades, manualidades, tareas del hogar o redecorando la casa, volviendo a divertirse con esos juegos de mesa tan divertidos de cuando éramos más jóvenes, bailando (o intentarlo en mi caso), cantando canciones de karaoke, o , simplemente, conversando. No solo se trata de divertirse y de pasar el rato, que también, si no de escuchar, hablar, entender, comprender, arreglar las cosas, amarse y quererse. Porque, al fin y al cabo, se trata de nuestra familia. Aprovechar este tiempo de oportunidades para estar con la familia es un regalo.

Mas pronto que tarde, la crisis actual del conoravirus pasará. Estoy seguro. Cómo pases tú este tiempo es solo cosa tuya. Yo, lo dedicaré, sobre todo, a aprovechar las oportunidades que me brinde este periodo, según mi opinión, de autocontrol y reflexión.

Todo llega y todo pasa. La clave está en cómo repartir y gastar el tiempo desde que eso que llega, pasa.

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